¿Te suena esto?

Ya hace un tiempo que tienes la impresión de que la web de tu empresa, que hiciste ya hace tanto, y que te llevó tanto trabajo, no termina de funcionar bien. Intuyes que el contenido no es el más adecuado, se está quedando desfasada, no está al día con la empresa y el mercado, los clientes no contactan tanto como te gustaría…

Sabes que tu web puede ser uno de los instrumentos más potentes (si no el que más) para traer nuevo negocio a tu empresa. Es importante que funcione. Puede representar la diferencia entre el éxito y el fracaso.

Pero no tienes claro qué deberías hacer:

  • ¿Hacerla nueva completamente?
  • ¿Darle un buen repaso, cambiar el diseño, repensar las funcionalidades?
  • ¿Hacer mejoras progresivas?
  • ¿O es mejor dejarla como está, hacer lo justo para que aguante un poco más, y reconstruirla del todo más adelante?

Estas son preguntas que escucho cada semana de empresarios, profesionales y emprendedores preocupados por el progreso de su empresa. Y aunque me gustaría que hubiera una respuesta fácil, no la hay – depende.

Depende de varios factores: cómo está exactamente la web actual, qué funciona y qué no; cómo han evolucionado la empresa, el mercado y la competencia; qué es lo que quieres conseguir con la web; cuál es el futuro que visualizas para tu empresa, cuál es tu estrategia para conseguir ese futuro; qué estás dispuesto a invertir, en términos de dinero y tiempo…

También del tipo de web – no es lo mismo una web presencial para un negocio físico, que una red social, un ecommerce, o una web B2B de generación de leads. Cada una tiene sus propias características, muy diferentes a las demás.

¿Complicado?

Cierto, pero tampoco es nada que no se pueda hacer, sea cual sea tu web, y esté como esté.

Vamos a verlo con un poco de detalle.

Tu web es importante

¿Hasta qué punto es importante que tu web sea eficaz? Pues depende un poco del tipo de negocio que tengas. Si vendes chucherías a la puerta de un colegio, es posible que puedas pasar sin.

En prácticamente cualquier otro caso, mejor que funcione muy bien.

En la gran mayoría de sectores y tipos de negocio, la web es un canal principal en la adquisición de nuevos clientes (la fidelización de los clientes es otro tema, que puede pasar por la web, o no; tienes más información sobre fidelización aquí). Puedes perseguir otros canales, dependiendo de tu sector y estrategia – por ejemplo:

  • Tráfico en la calle, para tiendas físicas
  • Ferias y eventos
  • Prensa escrita, televisión y radio
  • Correo postal (sí, todavía existe)
  • Equipo de ventas
  • Redes sociales…
  • … Y tu web

De todos, el más efectivo, uno de los más económicos, y sobre el que tienes mayor control, es tu web. Te puede servir para recoger pedidos, para captar tráfico, o como punto de información. Lo que es seguro, es que es un elemento importante para conseguir la gran mayoría de clientes nuevos.

¿En qué medida afecta la “calidad” de la web al objetivo de conseguir clientes nuevos?

Vamos a verlo con un ejemplo:

  • Cada año, en abril hay 27.000 búsquedas del término “hacer declaración de renta”. Son personas que probablemente están buscando alguien que les prepare la declaración de renta. Quien aparece en primer término se lleva el 30% de esas búsquedas – serían 8.100 visitas gratis a tu web. Quien aparece en la segunda página, menos de un 1% – sólo 270 visitas. Y quien ni siquiera aparece…
    Esto es consecuencia directa del posicionamiento natural, que se consigue a través de la web.
  • Una web puede tener una ratio de conversión típico (el porcentaje de visitantes que se convierten en clientes) del 0,2% o del 8%.
  • Haciendo publicidad en Facebook o en Google, conseguir el mismo cliente puede costar entre 0,50 € y 10 €, según la calidad del anuncio y de la web. Puede ser un chollo, o absolutamente inviable.

¿Y si combinamos esos números? Una web bien posicionada y bien optimizada puede generar esas 8.100 visitas. Y si convierte el 8%, eso son 648 fantásticos pedidos.

En cambio, la web mal posicionada y mal optimizada, solamente consigue un 0,2% de 270 visitas – eso son 0,54 pedidos.

De 0,5 a 650 pedidos, sólo porque una web está bien hecha, y la otra no.

Si 0,5 pedidos no te dan para vivir (y es lo que imagino, salvo que vendas aviones de pasajeros o plantas industriales), necesitas pagar para conseguir ese tráfico que no te has ganado. Pero contando que cada clic te cueste 2 € y tengas un 1% de tasa de conversión, conseguir un pedido te va a costar 200 €.

Esa es la diferencia entre tener una web bien hecha, que puede generar tráfico natural, y conseguir clientes con una conversión razonable, o tener una web mal hecha y pagar fortunas difíciles de justificar.

O renunciar directamente a conseguir clientes desde la web.

Vale, de acuerdo, no es razonable contar con estar en la primera posición en Google (muchos quieren, sólo uno gana). O tener una conversión del 8% (de paso, aquí tienes más información sobre cómo aumentar tu tasa de conversión). Y hay otros canales para conseguir el tráfico.

Pero los números son esos. De nada a mucho, debido directamente a la calidad de la web.

Lo que es realmente interesante es esto: conseguirlo depende exclusivamente de ti. No hay secretos, ni es sólo cuestión de quién tiene más dinero. Si trabajas más y mejor tu web, tendrás mayores y mejores resultados.

Si quieres profundizar en cómo conseguir más clientes a través de tu web, lee este artículo: Cómo convertir tu web en una máquina de vender.

Cómo debería ser la web

La web ideal cumple con varias condiciones.

  1. Es profesional y atractiva, da confianza y proporciona una buena imagen de la empresa. El primer impacto es fundamental – como decía Coco Chanel, no hay una segunda oportunidad para causar una buena primera impresión.
  2. Transmite un posicionamiento claro y evidente desde todas las páginas, que resuena con las necesidades del visitante.
  3. Proporciona al visitante la información que necesita para valorar y considerar seriamente la compra de tu producto o servicio. O bien genera una impresión muy favorable, una reputación, de cara a una decisión de compra futura.
  4. Es rápida, fácil de usar, y está perfectamente adaptada a móviles.
  5. Permite desplegar las tácticas apropiadas de generación de tráfico y adquisición de clientes: SEO, marketing de contenidos e inbound marketing, automatización, email marketing…

Sobre el tema de la velocidad y la optimización técnica de la web, tienes un ebook muy completo: 11 días para mejorar tu web. Y sobre el posicionamiento y estrategia de marca, también te recomiendo mi Kit de Branding.

11 días para mejorar tu web

¿Es factible crear una web competitiva en tu sector?

A ver, llevo unos cuantos años estudiando el mercado para mis clientes, analizando a la competencia, los canales de comunicación y promoción adecuados, las estrategias más recomendables…

Lo que he visto prácticamente siempre, es esto: en cualquier sector (y he analizado unos cuantos), hay un puñado de empresas que lo hacen realmente bien; algunas más que trabajan bien, pero no lo suficiente para estar arriba (o todavía están subiendo); y un montón, la gran mayoría, de empresas mediocres, que no van a conseguir nada. El número de empresas que están arriba depende del sector, de la profesionalidad y de la cantidad de talento y dinero que pueden invertir. Pero la regla, la proporción, es siempre la misma: un puñado de empresas que cuentan, unas cuantas aspirantes, y una gran mayoría que no cuenta para nada.

Lo importante que debes entender es esto: no compites con todo el mundo en tu sector, sólo con las empresas que están arriba.

Y tú también puedes estar allá arriba, sólo depende de ti.

Es perfectamente posible posicionar tu web entre las mejores, convertirla en un referente del sector.

Es a eso a lo que deberías aspirar. No basta con ser uno más.

Qué hace que una web sea ineficaz

Cuando analizo una web problemática para ver cómo se puede mejorar, siempre cae en uno de estos dos casos.

  1. La web está mal hecha desde el primer momento; el concepto inicial, o la propia ejecución, no son buenos. No comunica bien, el diseño es malo, no se posiciona, no transmite una buena imagen… Es una web que no tiene ninguna posibilidad de ser eficaz. Y cualquier inversión que se haga en promocionarla para llevarle tráfico, será tirar el dinero.
  2. La web estaba más o menos bien hecha, pero no se ha actualizado. Se está quedando anticuada. Ya no sirve, no está en línea con la empresa actual, no es responsive, usa una plataforma antigua, es demasiado lenta…

Es importante que tengas esto muy claro: no basta con hacer una web muy buena. En el mismo momento en que lanzas la web, por muy bien que se haya hecho, por mucho trabajo que hayas puesto en hacerla bien – desde el primerísimo primer momento, empieza a quedar obsoleta. Y sigue envejeciendo al ritmo inexorable de 1 día cada 24 horas, sin pausa ni descanso.

Por eso siempre digo que el trabajo no termina con el lanzamiento de la web – entonces empieza. La creación de la web debe ir acompañada del plan de mantenimiento y mejora. La alternativa es dejar que envejezca y muera.

No hay ni un momento de relax – sólo el tiempo justo para brindar por el lanzamiento, antes de ponerse a trabajar de nuevo.

El proceso para crear la web ideal

Supón que tienes todo el tiempo y presupuesto del mundo (o el suficiente) para hacer la web ideal. El proceso sería más o menos este.

  1. Definición y creación de la nueva web
    1. Definir las necesidades de la empresa, a quién se va a dirigir la web y sus objetivos: reputación, tráfico, generación de contactos, ventas, fidelización…
    2. Decidir qué contenidos y funcionalidades harán falta para conseguir esos objetivos.
    3. Crear la web y los contenidos, y hacer un lanzamiento adecuado.
  2. Optimización y promoción
    1. Optimizarla, usando tráfico real, para mejorar los objetivos importantes.
    2. Promocionar la web tanto como sea económicamente posible (una vez optimizada).
    3. Desarrollar sistemáticamente  todos los canales de marketing.
  3. Ampliar y mejorar sistemáticamente la web y las acciones de promoción.

Siguiendo este proceso, te garantizo que tendrás la web siempre en el mejor estado posible, rindiendo al máximo, y nunca será necesaria una reimplementación completa, sólo actualizaciones ocasionales.

¿Y si ya tengo una web?

Por supuesto, si tenemos recursos ilimitados y todo el tiempo del mundo, es fácil. ¿Pero cómo lo hacemos si ya tenemos una web y tenemos limitaciones? Queremos:

  1. Dedicar el mínimo tiempo posible al rediseño de la web.
  2. Aprovechar al máximo lo que tiene de bueno.
  3. Añadir todo lo que le falta.

Lo primero es hacer una auditoría de la web actual, que nos permita tomar una decisión. No se trata de un gran trabajo de consultoría – es algo que se puede hacer en unas pocas horas.

Auditoría de la web actual

Se trata de revisar la web de manera bastante completa y ver exactamente cómo está. Vamos a rellenar un Excel o un documento de texto con nuestras apreciaciones de varios criterios.

  1. Inventario de contenidos, tanto on-site (dentro de la web) como off-site (fuera de ella – por ejemplo, redes sociales, emailings…)
  2. Posicionamiento de marketing de la web y de cada página – ¿es correcto? ¿comunica lo que debe comunicar?
  3. ¿Cómo está funcionando cada elemento individual? ¿Cuáles son eficaces, y cuáles no cumplen con su cometido?
  4. ¿Las funcionalidades, funcionan correctamente, en todos los dispositivos y navegadores? ¿La implementación es adecuada, se puede gestionar bien la web?
  5. ¿Qué es lo que ya se ha identificado que no funciona bien, es incompleto, o habría que añadir completamente?

Esta auditoría es bastante sencilla, rápida de hacer, y te dará una imagen bastante clara de cuál es la situación exacta de tu web.

Qué opciones tienes para actualizar tu web

Básicamente tienes cuatro opciones. Cuál escojas dependerá de dónde está tu web actualmente, dónde la quieres llevar, a qué velocidad, y cuánto estás dispuesto a invertir (en trabajo y dinero).

1. Hacerla nueva completamente

Si la web actual está muy mal, o los cambios que quieres hacer son muy profundos, puede comportar menos trabajo y dinero hacerla nueva completamente que mejorarla progresivamente. Es puramente una cuestión de inversión y tiempo.

2. Hacer una revisión profunda

Puede que no valga la pena tirarla y hacerla nueva, que sea factible mejorarla. En este caso puedes plantearte hacerlo todo de una sola vez – ver todo lo que hay que cambiar, hacer un plan, modificar a fondo una copia de la web, y publicarla con todos los cambios ya realizados.

Si el contenido está más o menos bien pero la imagen se ha quedado anticuada, puede bastar con darle una cara nueva. En una web moderna el contenido está separado del diseño – es posible cambiarlo (a veces se le llama plantilla, o tema, o “skin”) por un diseño nuevo sin tocar demasiado el contenido ni la funcionalidad.

3. Hacer mejoras puntuales

Esta es siempre la mejor opción – pero hay que ser sistemático y hacerlo desde el principio. Si se hacen los cambios y las mejoras de manera progresiva, sólo hay que hacer cambios pequeños, asequibles, fáciles, no se acumulan (de modo que no hace falta hacer grandes modificaciones), y la web siempre está actualizada.

Lo ideal es tener siempre un plan con los puntos que se quieren mejorar o añadir, con prioridades y fechas. Empezar en cuanto se ha lanzado la nueva web, y no parar.

Ten en cuenta una cosa: una gran web no se hace en un día, ni de una vez. Se empieza con una base sólida, y se va ampliando progresivamente. Es como tu mismo negocio – el trabajo no se termina nunca.

4. No tocarla, dejar las mejoras para más adelante

Sólo deberías considerar esta opción si la web actual es completamente irrecuperable, pero ahora estás en medio de otros proyectos que requieren toda tu atención o todos tus recursos. Por poco que puedas, deberías evitarlo: tu web no puede esperar, o la mejoras o la cambias. Todo el tiempo que tardes en hacerlo estás perdiendo dinero.

¿Qué quieres hacer ahora?

Espero haberte dado los criterios adecuados para decidir cómo afrontar la renovación de tu web, y un camino claro para empezar. Tanto si lo haces tú mismo, como con personal de tu empresa, o si buscas a un profesional, el proceso es el mismo.

¿Quieres que te ayude a crear o mejorar tu web? Hace más de 10 años que trabajo en el desarrollo de webs para empresas ambiciosas – webs que convencen y convierten, fáciles de mantener y promocionar, atractivas y modernas, que generan confianza y transmiten el mensaje correcto. Si me dejas, puedo ayudarte a generar negocio con la web de tu empresa.

Pincha aquí y hablemos. Revisaremos juntos tu web, tus necesidades y las opciones que tienes, y prepararemos un plan realista para ponerla al día y para promocionarla. Verás cómo puedes aumentar los contactos, las ventas y los clientes fácilmente, con tu web.